La poeta barcelonesa publica un nuevo volumen dedicado a los personajes de la literatura grecolatina, con las mujeres y el género epistolar en el centro
La poeta y profesora catalana afincada en Cantabria Maru Bernal repite editorial y temática en estos Rumores yámbicos que la hicieron merecedora del LXI Certamen Internacional de Poesía Amantes de Teruel. Después de No todos volvimos de Troya, que ya reseñé para esta casa, Bernal vuelve a los monólogos dramáticos protagonizados por personajes de la literatura grecolatina, pero esta vez con un formato muy particular. La barcelonesa se adentra en los cuerpos y corazones de las grandes heroínas de Grecia y Roma a través del formato epistolar, al más puro estilo de Ovidio en sus Heroidas.
Los poemas van estructurados por «parejas mitológicas», esto es, una carta de ida y otra de respuesta. Y las destinatarias (o contrincantes, en algunos casos) son siempre mujeres. Rumores yámbicos es un poemario «de mujeres», no solo por la primera persona femenina de la que parten todos los textos, sino también por los temas que trata. Nos lo adelantan ya esos «rumores» del título: las epístolas de las protagonistas de Maru Bernal son eso, rumores, palabras dichas en voz baja en el gineceo o en el pensamiento, siempre desde esa esfera privada y doméstica a la que durante siglos estuvieron relegadas las mujeres.
La esfera femenina fue un lugar privado pero no por ello impermeable al mundo; a las mujeres les llegaban, de hecho, los destinos más crueles e inescapables precisamente por vivir en un perpetuo estado de excepción casero. «Ojalá pudiera regresar/a ese fatal instante», dice Clitemnestra a su asesinada hija Ifigenia, «Te mantendría a salvo/ en un lugar seguro,/ si es que existe refugio/ alguno para las mujeres». El lugar seguro por antonomasia (la casa) fue para estos personajes prisión inescapable.
El destino de estos personajes es trágico, pero no por su género literario, sino por su género femenino. Frente a las cuitas de los héroes, expresadas en poemas épicos y públicos, las mujeres yámbicas de Bernal solo pueden resguardarse en el rumor, en el homenaje callado a las otras: «Con la llegada del rocío/ empaquetaron tus cosas/ a hurtadillas,/ como si fuera delito./ Me quedé todo el día/ calentando tu hueco,/ al atardecer planté/ los huesos de las ciruelas/ al borde de la acequia./ Allí he enterrado también tu carta,/ bajo las ramas cuajadas de fruta/ en este otro cálido día de verano».
Todo al mito para un poemario muy singular que algunos no familiarizados con los personajes presentados por Maru Bernal podrían definir con eso de «café para los muy cafeteros». ¡Pero qué gusto para aquellos a los que nos encanta el café!
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“Ahí he enterrado también tu carta”: ‘Rumores yámbicos’ de Maru Bernal was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.