Jeremy Holt y George Schall traman un futuro en la línea de Black Mirror
Panini Cómics, en su línea de tebeos no Marvel, edita en muchas ocasiones cómics que pasan por debajo del radar con una facilidad pasmosa. Es una pena que obras interesantes queden eclipsadas por la marabunta de títulos pijameros que aparecen cada mes.
Es el caso que nos ocupa: en Made in Korea, serie que se publicó originalmente en 2021 bajo el sello Image, Jeremy Holt y George Schall plantean un futuro cercano en el que las parejas que no pueden tener hijos pueden adoptar un humanoide con Inteligencia Artificial (o proxy). ¿Qué pasaría si a este proxy IA se la programara en el libre albedrío? Uno de los programadores ha dado con la clave de liberar a la inteligencia artificial de esa proxy de su estado mental esclavo, y lo ensaya en un cuerpo cibernético desechado que ha comprado una familia. La familia recibe, como muchas otras, una niña robot, pero su comportamiento pronto empieza a ser inhabitual: busca conocimientos, quiere socializar… Y su creador sabe que su prueba ha dado resultado. Lo que no sabe es que esa niña robot -Jesse- quiere vivir su propia vida.
Made in Korea es una historia que bebe de clásicos de la ciencia-ficción como Inteligencia Artificial de Spielberg de 2001, pero que por momentos recuerda más al tono sombrío de la serie de Charlie Brooker Black Mirror: toca muchos temas delicados y nos hace ver la cara menos agradable de los avances tecnológicos. El primero de ellos y más importante, la maternidad (la paternidad, la maternidad subrogada). Hay una página muy bien pensada en la que padre y madre contemplan el nacimiento/encendido de su hija, que está dentro de una especie de capullo-vagina, y ya con ello tenemos esa idea la maternidad “desde fuera”, en la que la propia madre visualiza externamente ese momento y no participa de él. Pero hay muchos más temas: la tenencia de armas, que se normaliza en las casas familiares, pero que luego es una de las causas de los tiroteos en escuelas; el inevitable viraje de la tecnología hacia usos sexuales…
Aunque su final es más amable que el capítulo medio de Black Mirror, Made in Korea no evita algunas escenas fuertes cuando la historia lo requiere. Quizá puede que ese cierre de la historia sea demasiado inocente para todas las incógnitas morales, éticas y tecnológicas que la historia nos plantea, pero puede que también sea la voluntad de los autores por mirar hacia el futuro con optimismo.
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‘Made in Korea’: hijos artificiales, ¿por qué no? was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.