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‘Rork’, de Andreas Martens

El integral de ECC documenta la génesis y evolución de un artista de culto dentro del cómic europeo

Rork

Parece que en nuestro país el alemán Andreas Martens sufre la maldición del artista de culto. Sólo se halla disponible esta obra, Rork, en una edición integral que ECC publicó en dos tomos en 2015. El resto de su producción está descatalogada o permanece inédita. Toda una lástima para los amantes del cómic, al tiempo que también una paradoja para el que es uno de esos artistas del medio que podría mirar a los ojos a Alan Moore (uno de los álbumes incluidos en el segundo volumen de Rork bien podría haberlo firmado el inglés) y cuyo estilo gráfico es claramente deudor de autores aclamados como Bernie Wrightson.

Rork

Un motivo por el que Andreas no goza del protagonismo de otros autores europeos menos hábiles que él a la hora de narrar con viñetas (pienso en Hugo Pratt ahora mismo mal que les pese a algunos) es acaso su determinación a la hora de defender su libertad frente a ciertas imposiciones editoriales que lo que buscan es llegar al mayor número de lectores posibles. Así, estos álbumes de Rork son “construcciones cerebrales” (como las define Antoine Maurel en el interesante dossier introductorio) donde el elemento emocional tiende a estar ausente, y donde el autor opta por no proporcionar exhaustivas explicaciones de sus historias, algo irritante para una sección importante del público. En efecto, leer a Andreas nunca es sencillo, aunque la recompensa aguarda a quien persevere en su lectura. Otro obstáculo puede ser la incómoda adscripción estilística del autor europeo, a medio caballo entre la línea clara que ha predominado en el cómic franco-belga y un estilo más americano, donde la expresividad y la experimentación a la hora de componer la página adquieren un peso esencial en el dibujo, resultando un sincretismo no del gusto de todos.

Una de las fantásticas composiciones de página en Rork.

Ahora, la habilidad del que era un joven Andreas cuando inició el ciclo de Rork se hace patente ya desde el principio, al focalizar nuestra atención no en el protagonista (un tipo más bien plano y sosainas) sino en el misterio que plantea su origen. ¿Quién y por qué lo abandonó nada más nacer? ¿De dónde viene su talento natural para las artes ocultas? ¿Dónde adquirió su conocimiento de lo sobrenatural y, sobre todo, por qué es capaz de moverse entre dimensiones? La incógnita es el motor que espolea al lector y que nos hace pasar las páginas de la decena de historias, de extensión variable, que se entrelazan a lo largo de los dos volúmenes de ECC y que tienden a arrojar luz sobre la búsqueda en la que su protagonista se embarca, en pos de la verdad sobre su identidad. Es este un proceso en el que se adivinan paralelismos entre la ficción encarnada por Rork y la misma realidad de un autor entre cuyos intereses parece encontrarse derribar la cuarta pared.

El salto estilístico entre las primeras historias, propias de un autor novel, y las últimas es evidente. Se ha de pensar que la finalización del ciclo de Rork conllevó el transcurso de más de treinta años, un periodo en el que mediaron interrupciones significativas. Es precisamente por lo dilatado del tiempo que sorprende la coherencia entre unos álbumes y otros, hasta el punto de que el final cierra todas las tramas iniciadas a lo largo de todo este viaje en viñetas (cierto que quizás no de la mejor de las maneras, fruto de una tijera editorial que decidió limitar la extensión de la última entrega).

Capricornio, el protagonista de otra serie de Andreas, convertido en una pieza más en la historia de Rork.

Temáticamente, las historias abundan en elementos propios del ocultismo, lo sobrenatural, el misticismo, la pseudo-ciencia, la ciencia-ficción e incluso las aventuras de corte “pulp”, observándose influencias muy variadas. Andreas, en el momento en que Rork echó a andar, partía de un bagaje que incluía cómic franco-belga (las imaginativas Spirou y Fantasio y Johan y Pirluit, o las bizarradas de Vincent Larcher, serie que aunaba thriller, ciencia-ficción y ¡fútbol!) así como literatura de terror (Jean Ray, a quien aquí conocemos sobre todo por su Malpertuis) y de ciencia-ficción (Van Vogt parece que le influyó a la hora de utilizar historias independientes que acaban confluyendo en una historia principal). La lectura del primer volumen recopilatorio de ECC a mí me recordó a H. P. Lovecraft en Un siglo para una casa y a Jorge Luis Borges en Fragmentos, donde también son evidentes las arquitecturas imposibles de M.C. Escher. En cambio, en el segundo tomo, el chamanismo observable en Luz de estrella casi nos remite a Jodorowski, mientras que el viaje al interior de una colosal nave alienígena enterrada en el Polo Norte de Descenso parece evocar la conocida cita de Arthur C. Clarke de que “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.

Portada original para el álbum ‘Los fantasmas’

A nivel gráfico, lo primero que destaca de Andreas es su habilidad a la hora de contar una historia en viñetas de forma clara. Suyas son las palabras “sorteo mis problemas de dibujo con la originalidad del diseño de la página”, en clara alusión a Frank Miller, una de las influencias que resultaron decisivas al principio de su carrera. Esta aptitud narrativa participa de unas composiciones de páginas cuya experimentación es sinónimo de belleza (la de veces que he pensado lo bien que quedarían muchas de estas páginas colgadas de la pared). En cuanto al dibujo, el autor combina la línea clara del cómic franco-belga más al uso con un estilo muy minucioso que recuerda al grabado y a otra de sus influencias reconocidas, Bernie Wrightson, muy evidente en la historia Los fantasmas, que ECC decidió acertadamente reproducir en blanco y negro (el original francés es en color) para potenciar su atractivo (¡ay!, ¡si sólo hubiera optado la editorial por un formato más grande que nos permitiera disfrutar del dibujo de Andreas en su justa medida!).

Ambos volúmenes de Rork son un buen ejemplo de lo que Andreas puede regalarnos: Una historia rica en contenido y referencias cuyo entramado recuerda al de un rompecabezas donde a pesar de su perfección, siempre nos acabará faltando una pieza que nosotros, como lectores, deberemos acabar poniendo para descubrir su verdad. Y unas páginas que pueden alcanzar una belleza plástica indiscutible. Una de esas obras que no debería faltar en la biblioteca de cualquier amante del cómic.

RORK, INTEGRAL 01 | ANDREAS MARTENS | Casa del Libro

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‘Rork’, de Andreas Martens was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

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