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‘El priorato del naranjo’, de Samantha Shannon

Personajes femeninos fuertes, la promesa de un romance sáfico y… ¿algo más?

Samantha Shannon empezó su carrera firmando un contrato de seis cifras por los tres primeros libros de su saga juvenil La era de los huesos. Autora de éxito incluso antes de haber publicado, parece que su popularidad la ha acompañado hasta El priorato del naranjo. Sus editores no han dudado en venderla como ideal para los lectores de El Señor de los Anillos y Juego de Tronos. Lo cual siempre es una señal inequívoca de que Tolkien y Martin siguen siendo muy populares, pero, la verdad, no nos dice nada de Samantha Shannon. Después de todo, esa etiqueta de ser el nuevo Tolkien o el nuevo Martin o los dos a la vez, se la ponen a todos. Os vais a reír, pero hace unos años publiqué mi primera novela y mi editor no dudó en compararme precisamente con esos dos autores.

La portada en magnífica, pero es lo único magnífico de este libro.

Todo esto lo digo porque este libro no me ha gustado mucho, y a continuación os voy a intentar explicar mi opinión, pero vais a encontrar un buen montón de buenas reseñas de este libro. Soy consciente de que voy a contracorriente en esta ocasión. Y es que desde las primeras páginas ya me veía venir el aluvión de tópicos, pero eso no me impidió meterme de cabeza en este tomazo de mil páginas. Después de todo, si hay un tropo de la fantasía épica del que no me canso nunca son los dragones. Y la cosa prometía dragones, de la variante occidental y de la oriental, lo cual podría haber sido una combinación interesante. Otros puntos de venta eran los personajes femeninos fuertes y la promesa de un romance sáfico, que últimamente te los encuentras en nueve de cada diez novelas del género. Tenía muy fresca la lectura de El torno de Jazmín, de Tasha Shuri, que usaba estos dos últimos elementos y, con sus defectos, me pareció una lectura muy recomendable. El priorato del naranjo, a priori, lo tenía todo para gustarme, empezando por una buena ilustración de portada. ¿Qué es lo que ha salido mal?

Para empezar, la ambiciosa trama se sostiene sobre un “world building” no demasiado elaborado. Tras los nombres fantásticos no es difícil ver los países reales que han servido de inspiración a los imaginarios. La trama abarca dos continentes, que son versiones reducidas de oriente y occidente, y se nos narra desde el punto de vista de cuatro personajes repartidos por esa geografía para abarcar lo que ocurre en varios países. Lo que une a todos esos territorios es un evento ocurrido hace justo mil años en el que un terrible dragón y sus huestes de escupefuegos estuvieron a punto de acabar con la humanidad. Por supuesto, el regreso de este enemigo, “el Innombrable”, es inminente. Y nadie parece estar muy preocupado por ello. No, en serio, toda la religión de esta gente gira en torno a este ser invencible y el hombre que lo derrotó, pero nadie parece tener ningún plan en caso de que regrese. A pesar de que el “innombrable” es bien conocido, este colocado en pleno centro de todas la mitologías de este mundo y, de hecho, sea nombrado todo el rato, no ha impedido de que el dato crucial de que iba a regresar en mil años se haya perdido misteriosamente. El hecho de que sus lugartenientes, otros dragones conocidos como “sombras del este”

Pero no pasa nada, que en un poco sorprendente giro que parece más propio de un videojuego que de la digna sucesora de Juego de Tronos, existen tres objetos mágicos con los que se puede derrotar al dragón. Su búsqueda será tan rutinaria y carente de dificultad como todo en este libro. Porque tal vez ese sea el mayor defecto de esta historia. Un evento de hace mil años marcó todas las civilizaciones humanas, que parecen haber permanecido inalterables en su fe desde entonces, de pronto todo el mundo parece dispuesto a cambiar sus tradiciones centenarias. Cada reto que se pone delante de nuestras protagonistas parece superarse de forma demasiado fácil y se relata de la forma menos emocionante posible. Eso incluye a personajes que se supone que nos tienen que importar muriendo fuera de plano, enemigos imposibles de derrotar que se marchan al primer contratiempo y planes que salen a la perfección sin más problema.

Incluso la confrontación entre dragones occidentales y orientales que debería ser el momento más épico de la novela, y que no dudo que sería muy vistoso en una película, se resuelve sin que lleguemos a temer el fracaso. No ayudan tampoco los personajes olvidables. Ead y Tané, son dos mujeres que han sido entrenadas como guerreras y me resultaban tan intercambiables que en ocasiones no sabía si estaba leyendo una escena en Inys o en Seiiki, dos países que deberían parecernos tan distintos entre sí como Inglaterra y Japón. Loth se lleva la palma en cuanto a olvidable, hasta el punto de que terminé hace dos días de leer su historia y me ha costado recordar una sola escena del libro en la que apareciera. Solo Niclays, el trasunto de médico holandés ha conseguido interesarme un poco con su trágica historia de amor perdido. No lo suficiente para salvar una trama que hacía aguas por todas partes, dónde a pesar de las mil páginas no llegamos a encontrar una intriga palaciega decente, ni una batalla lo bastante épica y ni un romance creíble. La relación lésbica que debe cubrir este último apartado une a los dos personajes con menos química que he leído en mucho tiempo.

Podría seguir así toda la noche, pero creo que ya os hacéis una idea de lo poco que me ha entretenido. Con la cantidad ingente de productos similares a este pero mejores que hay en el mercado, no se me ocurre ningún motivo para recomendar este libro. Es una historia genérica, que en sus mejores momentos resulta correcta, pero que no destaca en nada. En cuanto a su publicitada vertiente feminista, tampoco me parece nada de particular. Ursula K. Le Guin hacía mejores alegatos feministas usando el género que nos ocupa en los años setenta. Samantha Shannon llega cincuenta años tarde a eso, igual que a todo lo demás.

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‘El priorato del naranjo’, de Samantha Shannon was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

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