La entrega idónea para iniciarse en el universo de Mundodisco y, de paso, descubrir el sentido de la vida
Habrá más de una y de uno que piense que comenzar a leer Mundodisco, de Terry Pratchett, casi parezca equiparable a lo que probablemente sea planificar la ascensión de un ochomil. El dilatado número de entregas que tienen como escenario ese disco terrestre sostenido por cuatro elefantes colosales que a su vez descansan su peso sobre la inacabable Gran A’Tuin, o la tortuga cósmica, seguro que ha dado más de un dolor de cabeza al lector neófito que busca ese libro con el que iniciarse. Probablemente una de las búsquedas más populares en Google relacionadas con Terry Pratchett sea, precisamente, por dónde empezar a leer Mundodisco. ¿Empiezo por orden de publicación, o me decanto por seguir las sagas (los Magos, las Brujas, la Muerte, la Guardia, etc) en las que se divide la obra contemplada en su conjunto? Para dar respuesta a esta duda de alcance casi existencial, internet nos ofrece útiles infografías, aunque también cabe la posibilidad de pedir opinión al lector experimentado, quien intentará convenceros de elegir ese, su libro favorito. Y es aquí donde se acostumbran a escuchar siempre los mismos títulos, dejando al criterio del novatillo de turno una elección que acaba realizando siempre en función de sus filias particulares. Muchos empiezan con el primero que escribió Pratchett, El color de la magia, ignorantes de que el propio autor intentó disuadir a su futuro público de hacerlo (fue, por cierto, mi caso, y durante años decidí que no volvería a abrir un libro suyo más, ahí lo dejo como aviso para futuros navegantes). A ver si adivináis qué os vengo a vender yo hoy.
Dioses menores, curiosamente, no es uno de esos títulos que suelen copar los primeros puestos a la hora de empezar Mundodisco, aunque sí que es uno de los mejor considerados por los aficionados y crítica. Sin embargo, y con la perspectiva que me da contar con más de una decena de libros a mis espaldas, creo que este en concreto es una elección a la altura (si no por encima) de otros como Mort o ¡Guardias!¿Guardias?, que invariablemente siempre monopolizan muchas de las listas. ¿Pero qué tiene éste para que os lo recomiende tan encarecidamente?
La obra, como indica su título, gira alrededor de los dioses en Mundodisco, hasta entonces un tema que Pratchett prácticamente no había tocado, que aquí desarrolla y pone en relación a otros, como la naturaleza del mundo, el papel de la filosofía o ¡el sentido de la vida! La sátira a la que el autor nos tiene acostumbrados se convierte aquí en medio para cargar contra el fanatismo, contemplado aquí desde los dos extremos que se dan al hablar de religión, sobre la que bascula la acción de la novela, que transcurre en Omnia, una teocracia monoteísta controlada por una institución encargada de investigar y castigar la herejía, que recuerda claramente a la inquisición española. Los personajes principales son Brutha, un ferviente aunque iletrado novicio dotado de una prodigiosa memoria fotográfica, y Om, el dios venerado en la región que, caído en desgracia, ha ido a encarnarse en… ¡una pequeña tortuga!, que está desesperado en hallar creyentes auténticos que le permitan recuperar su poder original (porque los dioses que pierden a sus devotos fieles acaban condenados a morar en las regiones interiores del desierto, como meros espíritus inferiores).
Dioses menores, a pesar de ser una de las pocas novelas independientes (y por tanto no adscrita a ninguna de las sagas principales en que se agrupan las diversas entregas de Mundodisco), y de presentar sucesos cronológicamente anteriores a los relatados en las otras obras, también contiene elementos que la relacionan con este universo. Así, por ejemplo, encontramos cameos de personajes recurrentes, atemporales y carismáticos como el de la Muerte, como también se debe mencionar la inserción de la obra dentro del llamado camino de los monjes del tiempo, una orden monacal integrada por entrañables ancianos que, aparte de oficiar ceremonias del té y encargarse del cuidado de sus bonsáis, se ocupan de salvaguardar el discurrir de la Historia (así, con mayúsculas), lo cual les obliga a tomar parte activa, cual agentes de campo, en los sucesos que la conforman (seguro que el concepto en sí mismo hará las delicias de cualquier aficionado a esta disciplina).
Siguiendo esta línea histórica, la novela abunda en guiños a situaciones y personajes históricos, fácilmente reconocibles. De esta manera, Brutha ha sido puesto en relación a Santo Tomás de Aquino, y la alargada sombra de Arquímedes planea en la región de Efebia, una clara alusión a la Grecia clásica. Cínicos, estoicos y epicúreos aparecen mencionados a la hora de hablar de los filósofos efebios, y respecto a los principios del omnianismo, éste comparte principios con las religiones abrahámicas. De igual manera, Pratchett no pierde ocasión para cebarse con la inquisición de Omnia, que evoca a la española, y aprovecha para darnos su visión del anacoretismo, al que subvierte. Hasta hitos científicos pasan por el prisma del autor, como la máquina de vapor, que ya había merecido su atención en una novela previa, El segador.
Aunque como todo buen libro de Mundodisco la novela abunda en el humor y la sátira, Pratchett parecía empeñado en hacernos llegar con ella un mensaje trascendente, haciéndose pasar acaso por un Moisés mucho más mundano y conciso: Sólo hay un aquí y un ahora, y esta vida no es ningún juego. Si a ello sumamos la empatía que nos hace sentir por Brutha y Om hasta el punto de emocionarnos y sacar lo mejor de nosotros en el tramo final de la obra, creo que no me equivoco si os digo que Dioses menores es una de las mejores novelas que he leído de esta macrosaga y, posiblemente, un título idóneo para el lector que no sepa cómo iniciarse en Mundodisco.
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‘Dioses menores’, de Terry Pratchett was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.