«No sé si sabes
aunque yo creo que sí
que si me lees
debes de saber
que una se escribe
de las voces que oye
de las que no escucha
de las que desearía oír»[1]
Esto no es una reseña. Procede de los apuntes de una presentación en la Feria del Libro de Pamplona/Iruña (2022). Es un recorrido, una lectura tangencial. Una compañía.
Violeta Serrano ha publicado con la editorial Ariel su segundo libro de ensayo Flores en la basura (con el subtítulo ‘Un relato personal de la generación perdida’) tras el anterior Poder migrante. Gestado desde 2018 en esos vaivenes entre continentes y vuelos transoceánicos buscando felicidad, trabajo y afectos.
«Puse por delante mi cuerpo en este libro»
El libro de Violeta Serrano es un ensayo fluído. Ruge sobre la marabunta de un futuro que ya no existe. Es una llamada a la acción. A pensarse juntos para caminar por otros senderos. Desde una perspectiva personal dura y sin concesiones (ni a la propia autora): «Volver es difícil. En este libro intentaré que mi escritura explique cuál es ese precio a pagar, y ojalá sirva a todas las flores que huelen a podrido en un cubo de basura prestado». Las referencias son múltiples a lo largo del texto, música, charlas, libros e ¡incluso fútbol! sirven para tejer (palabra importante y fundamental en el texto) ideas y pensamiento para sacudirnos del aturdimiento y la queja.
«He intentado adaptarme
a la saliva inflacionaria
y he empeñado mi salud
en aprender a vivir
sin futuro y sin drama»[2]
Reflexión encendida. Luces y sombras de un relato personal que intenta ser común, comunitario. Pero sin arrogarse la voz, el análisis o la síntesis del desamparo de esa generación millenial: «No puedo dar voz a los que no la tienen porque sería presuntuoso por mi parte, pero sí puedo intentar desentrañar qué es lo que nos sucede como generación a partir de mi propia experiencia personal y teniendo como espejo reciente casos tan dispares como los de Argentina, país en que decidí pasar varios años en los que me convertí en emigrante económica, paradójicamente privilegiada, sobre todo adulta y del que nunca más podré irme del todo».
Luchar, pensar, actuar son en el fondo el mismo verbo que debe conjugarse de las maneras que imaginemos (im)posibles para tener un futuro (que no existe) que es presente. Cita a Mauricio Kartum con otros dos verbos necesarios: protestar y resistir.
«Fuera de lo que pudiera parecer en un principio, las ciencias humanas y sociales son hoy más importantes que nunca: somos la única posible resistencia a la imposición de la insostenibilidad como única alternativa»
El análisis del libro nace desde la propia escritura -y desde la experiencia y trabajo de la autora-. Violeta Serrano enarbola la palabra como eje de lucha. Su significado y su uso es un campo de batalla sobre todo en estos tiempos convulsos de fake news y aceleración informativa. Pone pausa. Tenemos que volver a pensar. Imaginar para luego poder luchar. «Quisiera aportar mi hilo para tejer futuros. Lo que yo he podido incorporar como saber en los últimos tiempos es que si hay algo que se caracteriza por la empatía, ya sea desde la producción o desde la recepción, es el ejercicio de la ficción literaria. Resulta, además, una práctica absolutamente revolucionaria en la actualidad porque se desarrolla en contra de la velocidad de las cosas y de la productividad rentable».
«La práctica de la literatura es una forma de resistencia»
Construir desde la cultura, desde la escritura es el reto que se propone la autora. El libro va creciendo desde lo personal a lo colectivo siendo a la vez propositivo. Y es tremendamente cercano. Toca muchos temas (feminismo, ecologismo, familia, etc.) que deberá el lector confrontar y entablar esa conversación con el texto. Desde la perspectiva individual pero con la idea de tender puentes, afianzar resistencias. «La frustración y el estancamiento no son maneras de generar resistencias sino sumisión. Si no podemos pensar en términos de futuro, sí podemos hacerlo desde el presente porque, insisto, es lo único que tenemos».
[Coda final] Leamos. Hablemos, charlemos. Discutir, intentar no simplificar. Aportar. En definitiva, usar las letras como «pequeñas bombas contra la inercia».
«He repetido a lo largo de todo el libro varios mantras. El fundamental es que nuestra generación tiene herramientas más que de sobra para analizar la situación y para construir un futuro desde el presente.
(…) El amor hace siempre su trabajo. Y la mejor manera de imaginar lo que nos aseguran es imposible es estimular nuestros deseos con imaginación en rebeldía»
— — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — —
[1]Violeta Serrano: Camino de ida, Buenos Aires, Modesto Rimba, 2016, p. 24
[2]Violeta Serrano: Antes del fuego, Madrid, Índigo Editoras, 2020. p. 60
Ensayo generacional: ‘Flores en la basura’ de Violeta Serrano was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.