Fantasmas, comadrejas y dragones: ‘En la celda había una luciérnaga’, de Julia Viejo
Hablamos del libro de relatos publicado por Blackie Book
Conocí a Julia Viejo en 2020, cuando a las dos nos publicaron en la Antología de relatos confinados de Blackie Books. Su relato El niño gilipollas, que fue uno de los ganadores, acompaña a más de treinta relatos que conforman En la celda había una luciérnaga.
En el prólogo, que a su vez es un relato, la autora explica su ambición e intención en la escritura: «Lo cierto es que la vida siempre se me ha hecho más llevadera cuando he creado una narrativa con sus detalles, aunque solo fuera para animar, ya no un momento triste, sino un rato de aburrimiento». Sin embargo, y desde mi punto de vista, la mejor forma de describir este libro se encuentra en una de las conversaciones que mantienen los protagonistas del relato Hipermercado:
— ¿Te quedas todas las noches aquí dentro? — le pregunté.
— Solo cuando la vida de fuera se pone demasiado seria.
Los relatos y cuentos de Julia Viejo son un pequeño resguardo de la vida cuando se pone demasiado seria, acompañados de finales redondos y comienzos rotundos que abrazan lo fantástico y lo absurdo. Aunque el libro esté repleto de referencias a la cultura pop como citas de Lana Del Rey, Coca-Colas con sabor a cereza, una relación como la que tuvieron Bonnie y Clyde, David Bowie o la muerte de Sylvia Plath, no olvida a una de sus mayores inspiraciones en la literatura: Ana María Matute. De hecho, el libro comienza con una cita de la autora que refleja la pretensión y las vidas de los personajes de los relatos: «Esta tierra llena de gentes que esperan el carnaval para ponerse unos bigotes postizos; esta tierra con fiestas de cumpleaños, con perros, con manzanas, con sueños, con lluvias, que traga muchachos y devuelve campanillas azules (…)».
La comida, la nostalgia, el amor, las historias detrás de objetos cotidianos, viajes en autobús sin ningún destino aparente e incluso nuevos futuros se encuentran para hacernos olvidar la vida fuera de las páginas con las palabras de Julia, o para recordarnos que nuestro día a día es tan absurdo como las vivencias de los protagonistas de sus relatos.
Los cuentos de Julia Viejo son un pequeño resguardo de la vida cuando se pone demasiado seria
Para concluir la reseña, he preguntado a la autora cómo vería a sus protagonistas de aquí a cinco años. La respuesta no ha sido sencilla y contiene algunos spoilers: «El Gordo trabaja para el Consorcio regional de transportes, aunque todavía no tiene un sueldo digno. La fantasma es testigo de cómo su hermana pequeña se hace más mayor que ella. La madre y la hija todavía no han cosechado los rayos. Carmen y Amadeo han comprado la churrería con sus últimos ahorros. El hombre del árbol mágico cobra entrada por pasar. Los sobrinos del Capitán Grant siguen cruzándose uno con otro en los lugares más inhóspitos de las ciudades. Las comadrejas no han vuelto».
Espero que el futuro de los personajes de la autora se cumpla, y que más luciérnagas se posen en nuestras vidas gracias a la magia de Julia Viejo.
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