Un retrato de la España vaciada que viene de la mano de una propuesta estética rompedora
No son los personajes del típico chiste nacional, pero casi. Un guardia civil, una matriarca gitana, un parroquiano de bar y un músico algo lechuzo y tarambana son los protagonistas accidentales de Emosido engañado de Eduardo Sabio, un retrato lisérgico de la España vaciada, que como veremos, utiliza el lenguaje de la vanguardia para su enfoque epatante.
Eduardo Sabio pertenece a la generación de Ana Galvañ, Cristian Robles, Antonio Hitos o José Domingo que han dejado atrás la tiranía de la figuración y han creado su propio gramática. Muchos de ellos se inspiran en la vanguardia norteamericana y en Chris Ware en particular, pero Sabio contempla un abanico más amplio. En ese abanico se incluyen desde resonancias de autores españoles como Rubén Fernández, o Miguel B. Núñez, hasta hallazgos inesperados (derias personales) como Matt Groening. El caso es que, como pasa en cualquier generación de autores, aparte de tener unas coincidencias estilísticas superficiales, cada uno desarrolla su propio estilo.
En el caso de Eduardo Sabio, lo que llama la atención de su planteamiento es la libertad que plantea a partir de la causalidad o no de las secuencias que dispone. Emosido engañado de Eduardo Sabio es un fresco sin dirección, es casi como mirar al paisaje que pasa frenético ante nuestros ojos cuando montamos en bus o tren. Mucha de su fuerza se advierte a través de la acumulación. Lo onírico de su planteamiento formal se ve reforzado con la inverosimilitud de su trama, que en el fondo sabemos muy real.
Me explico: no son éstas palabras de crítica. Lo que quiero decir es que ese cuadro esperpéntico que asoma entre sus páginas, y que se hace más corpóreo a medida que transcurren las páginas, funciona por la adición continua de elementos, desde el Nodo inicial, hasta los quinquis que escuchan cintas de flamenco en el coche.
Pero, además, Sabio juega constantemente con el límite del lector, recurriendo al plano detalle, a las transiciones forzadas con un mínimo común múltiplo que las relaciona con otras viñetas… Todo está formalmente tan bien entramado que, a pesar de que no termine de entenderse, llega al lector, de la misma forma que un cuadro vanguardista nos suscita una reacción ante él.
¿Podríamos decir, con Machado, que el vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero? Quizá en el universo ilustrado por Eduardo Sabio, pero no en el buen hacer de un autor que seguramente nos deparará interesantes obras en el futuro.
‘Emosido engañado’ de Eduardo Sabio was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.
