¿Cómo la Alemania tras la república de Weimar llegó a los niveles de horror a los que le llevó el régimen nazi? No hablamos de sus gobernantes, sino de los propios alemanes que vivieron el día a día de un país que cambió radicalmente en cuestión de 15 años. Un tema apasionante en el que Florian Huber profundiza para intentar explicar la epidemia de suicidios que se dieron tras la derrota del Tercer Reich en 1945 en Prométeme que te pegarás un tiro. El libro, traducido por Joan Eloi Roca, ha sido publicado recientemente por Ático de los Libros en castellano.

Y es que durante mucho tiempo, empezando por las visitas de los pobladores cercanos a los campos de concentración que los ejércitos aliados organizaron, hasta la estrategia de descargo que siguieron muchos jerarcas nazis en los juicios de Núremberg al final de la guerra, parece que se buscó un blanqueamiento de la población alemana, como si hubiera sido una víctima más del nazismo.

Florian Huber demuestra, de pasada, que el pueblo alemán no fue un testigo inocente de todo aquello. Y lo explica de manera brillante empezando por el final: relatando la oleada de suicidios que se produjo, especialmente en la Alemania cercana al Frente Oriental, cuando la amenaza roja era latente. Para ello, utiliza la pequeña ciudad de Demmin, situada a 150 km de Berlín, como epítome de este fenómeno, y donde se registraron decenas y decenas de suicidios en los últimos días de la guerra, aunque no fuera el único lugar donde se dieron lugar estos terribles acontecimientos.

A partir de ahí, Huber se maneja, en retrospectiva, a una historia del fin de la república de Weimar y al ascenso de Hitler, con una población que no es que sólo se dejara llevar, sino quedó totalmente hipnotizada, mesmerizada, embaucada y corrompida por las promesas del Führer. El fanatismo que consiguió levantar en ella -y que tan bien vio William L. Shirer en sus Diarios de Berlín– es sólo comparable a las ansias de seguirle en su fin una vez que se vio la guerra perdida.

Con Prométeme que te pegarás un tiro, uno puede entender por qué el nazismo es una cuestión tan grave en Alemania. No es que el pueblo quedara obnubilado por un tiempo y con eso pudiera hablarse de descargo de culpas, sino que al contrario: los alemanes sabían perfectamente lo que pasaba. Sabían que Hitler había ido más allá del Lebensraum “necesario” para el país; sabían que había seres humanos de primera clase y seres humanos de segunda; sabían que había esclavos y sabían que se cometían atrocidades en los campos de concentración. Es más, sabían que la guerra en el Frente Oriental había sido una guerra genocida y temían las consecuencias: no sólo por la propaganda nazi, que animalizaba y demonizaba a las tropas soviéticas, sino porque sabían qué atrocidades habían cometido los soldados alemanes y que ahora serían vengadas. Una razón más para que la corriente de suicidios se expandiera. En los últimos días del Reich, nos cuenta Huber, el cianuro y las conversaciones sobre acabar con todo eran habituales en cualquier círculo de la vida de las grandes ciudades alemanas.

El autor se basa en testimonios para mostrar el panorama desolador que se traza cuando la guerra empieza a acercarse a tierras germanas. Su acercamiento, desde los hechos hacia el orígen de estos, le da un enfoque narrativo que resulta atrayente a quien no suela leer ensayo.

Prométeme que te pegarás un tiro (título que proviene de una cita literal de una de las víctimas de esa oleada autolesiva) es un libro escrito de forma brillante y que arroja luz a un momento oscuro de la historia al que no se le ha concedido la importancia que merece, quizá por lo traumático que resulta. Pero es evidente que la reflexión que nos aporta es de suma importancia ahora que vivimos momentos en los que un inquietante patrón se está repitiendo.

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‘Prométeme que te pegarás un tiro’, de Florian Huber was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.