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‘Earthdivers: Matar a Colón’, de Jones y Gianfelice

Cómo salvar el planeta evitando que los españoles lleguen al Nuevo Mundo

Siempre me acerco con recelo al primer tebeo escrito por uno de mis autores predilectos de ficción. Supongo que la culpa recae en Dial H de China Mieville, un escritor del que procuraba leer todo lo que llegaba aquí (y lo que no, también, poniendo a prueba mi comprensión lectora en inglés). Aquel cómic marcó un punto de inflexión en el que hasta entonces había sido un entusiasmo ilimitado por el novelista británico, y diez años después, los ecos de aquel catastrófico acontecimiento todavía resuenan en mi subconsciente. Comprenderéis entonces mis suspicacias y temores hacia la publicación de este primer volumen recopilatorio de la serie Earthdivers, que nace de la pluma de mi admirado Stephen Graham Jones (otro de esos autores en gracia del que me he leído toda su obra en castellano y del que he seguido con la que todavía permanece inédita por estas tierras).

Esta es nuestra única oportunidad. La única forma de que el mundo viva es que América muera, ¿verdad? Que América nunca llegue a existir.

La portada original del primer número de IDW es la utilizada por Planeta en su edición

En Earthdivers: Matar a Colón, el autor nos transporta a casi un siglo en el futuro de nuestro planeta, cuando el cambio climático ha hecho de él un escenario hostil que ha propiciado el éxodo espacial… de quienes se lo pueden permitir, claro está. Entre los que se ven obligados a permanecer se encuentran los nativos norteamericanos. Cuatro de ellos, representantes de los Iñupiat, los Semínolas, los Lakotas y los Pies Negros, a los que se vincula con cuatro animales que aparecen en un mito indígena de la creación del mundo, traman un plan que permita reinvertir la Historia y evitar este escenario postapocalíptico: Asesinar a Colón antes de que llegue al continente americano, para que, de esta manera, América nunca llegue a existir y, con ella, las condiciones que posibilitaron el desastre medioambiental y el genocidio de sus habitantes originales.

Matar a Colón, el primer arco argumental de este título, es cien por cien lo que cualquier fan de este escritor de la etnia de los Pies Negros podría esperar de él. Contiene ese espíritu reivindicativo nativo norteamericano alejado de cualquier maniqueísmo, así como elementos propios de su folklore, cierto humor negro con tintes de puro delirio absurdo y algo de casquería gore. Hasta podemos intuir, detrás de su traducción, la narrativa tan particular del autor, cuyo estilo conversacional suele vincularse al peso que tiene la tradición oral dentro de la cultura indígena.

Ahora bien, su lectura también me dejó un poco desconcertado, y todavía le doy vueltas al porqué. ¿Acaso es que el autor no le tiene todavía cogido el pulso al formato de cómic? ¿Quizás se deba a la complejidad de una trama cimentada en los viajes en el tiempo? ¿O acaso es un ejemplo más de ese estilo tan particular de Graham Jones, donde a menudo sus libros no son todo lo fáciles de seguir como a priori podría parecer por la naturaleza de sus historias? Lo cierto es que a pesar de algún altibajo en el ritmo y alguna incoherencia argumental ocasional, la premisa es muy potente y la historia no sólo engancha sino que, al llegar al final del tomo, deja con ganas de seguir leyendo su continuación. También es innegable que una segunda lectura permite encontrar un mayor sentido a ciertos aspectos confusos que se relacionan con esos desplazamientos temporales (y espaciales), y me gustaría pensar que la lectura seguida de toda la serie podría ser aún más reveladora (parece que la última entrega es la del número 16, lo cual invita a pensar que Planeta podría cerrarla con uno, o a lo sumo, dos volúmenes más).

En el aspecto gràfico, el volumen cuenta con el artista Davide Gianfelice, a quien recordaréis por su trabajo en la primera etapa de Northlanders y en la menos conocida Greek Street, esta última con Peter Milligan. Aquí destaca su labor como narrador solvente y su caracterización de personajes, si bien a la hora de ilustrar fondos éstos tienden a ser bastante sencillos que, incluso, a veces casi parecen de cartón piedra (así, algunas ilustraciones de las carabelas). Completa el dibujo la colorista Joana Lafuente, quien con su paleta contribuye a crear algunas atmósferas muy conseguidas.

Stephen Graham Jones posando orgulloso ante su primer cómic publicado

Earthdivers es una serie que recuerda a Vertigo, el extinto sello para lectores adultos de DC, del que diversas plataformas audiovisuales de ‘streaming’ parecen estar sacando provecho en la actualidad. Su potente y gamberra premisa, así como una historia interesante, a vueltas con los viajes en el tiempo y que invita a seguir leyéndola, son sus principales bazas para cualquier aficionado a la ciencia-ficción y a la Historia, mientras que también me atrevería a decir que no decepcionará al seguidor de la obra de Stephen Graham Jones.

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‘Earthdivers: Matar a Colón’, de Jones y Gianfelice was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

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