Adrian Tchaikovsky hizo un ascenso meteórico hacia mi top ten de mejores escritores de ciencia ficción con una sola novela, Herederos del tiempo (Alamut, 2019), que comenté con entusiasmo en esta misma web. El autor me deslumbró por completo y supe que iba a ser uno de mis habituales de todos los años. Desde entonces he leído dos de sus novelas cortas: Spiderlight (Alethé, 2019) y Linaje ancestral (Red Key Books, 2023) y ambas me confirmaron que es un autor al que le sobran la ideas y puede andar arrojándolas a un lado y a otro como si fueran caramelos y él un rey mago. Me reservaba sus libros más afamados para después. Esas dos novelitas son muy disfrutables, la segunda incluso te deja deseando que la hubiera convertido en una novela más larga, pero si tiene la fama que tiene es por sus dos sagas de ciencia ficción dura: La arquitectura final y la que hoy nos ocupa.
Y es que Herederos del tiempo me gustó tanto que le tenía un poco de miedo a esta secuela. Quiero decir, ¿qué posibilidades había de que estuviera a la altura? Tchaikovsky se había puesto el listón muy, muy alto. De hecho, es muy probable que, si habéis llegado hasta aquí, ya habéis leído la primera entrega y lo que esperáis que esta reseña os aclare es muy sencillo. ¿Es mejor o peor? Cuando uno ha dado con un concepto interesante y ha sabido desarrollarlo es muy fácil coger la formula y repetirla, pero no va a tener el mismo impacto. El británico era muy consciente de ello y esa es la primera buena noticia. Empezamos la novela y nos engaña dándonos lo que esperábamos. Otro grupo de terraformadores del Viejo Imperio llegan a un sistema estelar y al poco tiempo descubren que la tierra ha caído por todo lo alto y no está claro si alguien va a venir a ocupar el mundo que debían terraformar. Enseguida nos golpea con una sorpresa. El planeta en cuestión está habitado. La vida allí es totalmente ajena a la de la tierra. Sin posibilidad de pedir instrucciones, el jefe de la misión decide que sería un crimen terraformar el planeta, lo que supondría la destrucción de toda la vida autóctona. En su lugar terraformarán el planeta vecino, un mundo acuático sin apenas tierra en la superficie. Para adaptar este mundo menos apto para la vida humana, uno de los científicos usará pulpos evolucionados. Ya tenemos la premisa de la primera novela y un elemento disruptor, la sorprendente vida alienígena. La verdad es que no se le podía pedir más a una secuela. Pero el bueno de Adrian no se conformaba con eso.
Entonces, cuando ya pensabas que había tema más que suficiente, llega una nave del mundo de Kern, el de la primera parte. Pulpos del espacio versus arañas del espacio y neohumanos. La civilización de los pulpos es más original si cabe que la de las arañas y tú a estas alturas ya estás alucinando con la complejidad de la trama y el problema de la comunicación entre especies. Ahí ya son muchos personajes en danza, y por un momento te sientes un poco perdido, pero el sentido de la maravilla está tan logrado que ya no tienes ninguna duda de que esta novela está a la altura de su antecesora. Y entonces aparece un nuevo elemento en la trama, del que no quiero dar ninguna pista para no espoilear, y el tono de la novela cambia de forma inusitada, pero completamente coherente. Un triple salto mortal al alcance de muy pocos autores, y que no hace más que confirmar mi convicción de que no voy a tardar mucho en lanzarme a por más libros del autor. Pero no he respondido a la pregunta: ¿Es mejor que la anterior? ¿Es peor? He leído ambas opiniones por ahí, así que tendréis que leerla para conocer la vuestra. Lo que sí os puedo decir es que es más compleja y que no es simplemente “más de lo mismo”. Lo que sí os puedo decir es que a mí me ha entusiasmado tanto como Herederos del tiempo.
Herederos del caos ganó el British Science Fiction Award a la mejor novela, después de que la primera parte ganara el Arthur C. Clarke. Como saga, también ha ganado el premio Hugo. Alamut tiene prevista la publicación de una tercera entrega y Tchaikovsky ya trabaja en una cuarta.
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- Spiderlight, de Adrian Tchaikovsky
‘Herederos del caos’, de Adran Tchaikovsky was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.