Astiberri edita el primer volumen de la obra maestra de Bill Watterson

Calvin y Hobbes han sido una constante en mi vida de lector. Desde la universidad, cuando empezó mi (ahora fallida) carrera académica con algunos artículos sobre la obra de Watterson, este niño y su tigre me han acompañado siempre. Suelo decir que Calvin y Hobbes es como El padrino o Los Simpson, una obra que contiene todas las respuestas de la vida. Y es que Watterson supo construir, en la quinta parte de lo que empleó Schultz en Peanuts, un universo propio y memorable para miles de lectores que tocó todos los temas. Siempre es un placer volver a Calvin y Hobbes.

En este Calvin y Hobbes para principiantes, Astiberri recoge el primer recopilatorio de la tira cómica de Watterson, que a su vez constaba de dos compilaciones de las viñetas diarias. Hacía mucho que no volvía sobre estas tiras en orden cronológico, y en esta nueva lectura, además de disfrutarlas, he visto los entresijos de Watterson con mayor claridad, seguramente porque he cambiado como lector.

En estos primeros años, Watterson echa a rodar su tira con la premisa que conocemos: un niño y su tigre de peluche. Para entonces ya habían triunfado muchas tiras con niños (la propia Peanuts) o con animales (Pogo, Garfield), pero Watterson logra dar en la diana al recurrir constantemente al poder de la imaginación infantil de Calvin. Aquí tenemos las primeras apariciones del Capitán Spiff, alter ego de Calvin que le libra del tedio y los deberes, la aparición de Susie, de Rosalyn la canguro, de Moe el abusón… Watterson pone en juego todos los personajes que circularán por la tira y elimina a los secundarios de una sola aparición para centrarse en ellos. La inocencia, la ternura, la alegría, la locura, el miedo, la reflexión filosófica… Todo es capaz de abordarlo Watterson con este puñado de personajes inolvidables.

Más allá de lo divertido de la tira, hay que destacar la maestría del trazo de Watterson: su expresividad, su elegancia, el vigor de sus tintas, el total dominio de la composición de las cuatro viñetas, hacen de él uno de los autores más aventajados de nuestra época. Es una lástima que el autor abandonara la profesión tras cerrar esta obra, aunque parece ser que una nueva está en el horizonte. Hay que volver cada cierto tiempo a Calvin y Hobbes. Con esta nueva edición de Astiberri, con un tamaño y gramaje de papel excelentes, es la mejor oportunidad para hacerlo.

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