Un universo personal muy evocador, tanto en lo visual como en lo literario, ganador del Premio Nacional de Cómic 2023
Tenía Grito Nocturno en el punto de mira desde hace mucho tiempo, y ahora que Borja González se acaba de alzar con el Premio Nacional de Cómic por esta obra, me he tirado de cabeza. Antes de todo, debo decir que hay un motivo por el que no lo había hecho antes, a pesar de todas las buenas críticas que había visto. El autor extremeño se había prodigado bastante por la escena fancinera y había publicado en la pequeña editorial de la que fue miembro fundador La reina Orquídea (El verano del cohete, 2016). Pero yo lo conocí, como casi todo el mundo, con The Black Holes (Reservoir Books, 2018) un libro maravilloso en lo visual, que ya apuntaba a un estilo muy personal con un dominio de las masas de negro digno del mejor Mignola, un color perfecto para el tono de la historia y con esa arriesgada decisión de dibujar a los personajes sin cara y dejar que transmitan sus emociones con su expresión corporal y sus diálogos exclusivamente. El cómic transmitía una atmósfera muy especial, con su bizarra historia a caballo entre la vida de una señorita del siglo XIX y la angustia de una banda punk en el presente, pero sobre todo con su apartado artístico. En lo narrativo, en cambio, algunos personajes quedaban muy desdibujados, la trama resultaba difícil de seguir y el conjunto no acababa de cristalizar. Al final me quedé con la sensación de que no me había terminado de contar nada, aunque me quedó claro que estaba ante un autor al que debía seguir el rastro. Para escribir esta reseña lo he vuelto a leer y mis impresiones han sido las mismas, salvo por un detalle que comentaré después y que me ha hecho disfrutarlo más.
Con Grito Nocturno, regresan todas las virtudes de la anterior obra, pero ninguno de sus defectos. Los personajes están mejor definidos, su estilo aún más depurado si cabe, y el ritmo está mejor llevado. Tiene un punto gamberro, con sus referencias al manga y el anime y el inesperado resultado de cierto conjuro, que la hace una lectura más divertida, sin perder para nada esa atmósfera mágica entre lo gótico y lo cotidiano. Entre lo esperanzador y lo deprimente. A pesar de que el final deja muchas cosas sin resolver, para nada me ha dejado esa sensación de inacabado que me transmitió The Black Holes.
La humanidad de las tres chicas protagonistas es el centro alrededor del que gira todo lo que ocurre en la ciudad azul, tanto cuando se pone poético, como cuando nos hace reír. Tanto si nos cuenta una historia de fantasmas como una de amores no correspondidos, o nos habla de cómo averiguar qué es lo que quieres hacer con tu vida. Todo eso y más fluye como las olas en la playa, todas incidiendo sobre lo mismo, pero nunca exactamente iguales y siempre hipnóticas.
Lo cierto, es que más allá de recomendarlo encarecidamente, queda poco que añadir. Lo mejor es que ambos tebeos forman parte de una curiosa trilogía, Las tres noches, aunque sean historias totalmente independientes. Como comentaba antes, releer The Black Holes tuvo el placer añadido de ver las curiosas formas en las que se conectan ambas obras. Pero seguro que el avispado lector se ha dado cuenta de que he dicho trilogía y solo he mencionado dos cómics. El tercero, El pájaro y la serpiente, se publica este mismo 21 se septiembre, de nuevo de la mano de Reservoir Books. Viendo el salto de calidad entre la primera y la segunda (totalmente merecedora del Premio Nacional), no puedo esperar a leer la tercera.
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‘Grito nocturno’, de Borja González was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.