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«Aída es querer saberlo todo»: ‘Leche condensada’ de Aida González Rossi

La infancia y los abusos intrafamiliares se ven entrelazados con videojuegos y motivos de los 2000

Aida González Rossi, fotografía de Sofía Crespo Madrid

Aida González Rossi (1995), autora de Leche condensada, estudió Periodismo y el Máster en Estudios de Género y Políticas de Igualdad en la Universidad de La Laguna. Ha publicado poemas en revistas, webs y fanzines como Oculta Lit, Dragaria, Digo.palabra.txt, LaTribu o Marcapiel. Ha publicado los poemarías Deseo y la tierra (Cartonera Island, 2018) y Pueblo yo (Liberoamérica, 2020). Por lo tanto, Leche condensada es su primera novela.

Cubierta de ‘Leche condensada

Leche condensada trata sobre el fin de la infancia, sobre relaciones simbióticas y sobre querer ser expansiva y encontrarse con la contención que supone la violencia. En una mezcla libre de poesía narrativa con el lenguaje de las redes, esta historia nos habla de internet como refugio, sobre todo cuando vives en un pueblo y formas parte del colectivo LGTB+.

El lector puede encontrarse con referencias a casi cada página de videojuegos. Lo explica la autora en su entrevista en Vogue: «entendí que si Aída era una niña que está acostumbrada a vivirlo todo a través del juego y a aferrarse a él para poder explicar el sufrimiento, si ese es su lenguaje, al final todo tenía que estar contado de esta manera». En referencia al lenguaje utilizado por la autora, aparecen también muchos localismos canarios, que el lector puede reconocer también en Panza de burro de Andrea Abreu, que también trata la infancia y la preadolescencia como tema principal.

Lo que la abuela no sabe es que casi siempre aguantan la leche condensada sobre la lengua y se la pasan de una boca a otra, juntando los labios dulces. Pueden hacerlo: nacieron el mismo día, se duermen enredados.

Leche condensada es una partida de Pokémon, que aparece repetidas veces en todos los títulos de la novela. Aída, la protagonista, sufre abusos por parte de Moco, su otro yo, pero también se ve envuelta en problemas que se daban en las infancias del 2000, con messenger de por medio, que a muchos nos hizo enamorarnos y querer relacionarnos para jugar a Habbo Hotel, o para mandar zumbidos durante horas. Se trata de una novela jedionda, muy cruda, pegajosa: una novela que no todo lector está preparado para leer, sobre todo si la lee solo y únicamente por el tratamiento de la infancia por parte de la autora.

Aída lo sabe ahora: hay tristezas que no son lentas. Ni dan frío. Ni pintan la voz de azul. No las arrastras como si hubieras llenado la mochila con todas las piedras bonitas del terraplén. (…) Aunque te toquen, no sientes nada: nada de nada. Porque a veces no. A veces corres. Y quemas. Y sudas, a veces.

Como única excepción que debo mencionar, no recomendaría su lectura (y me gustaría que fuera más explícito por parte de otros medios) a personas que han sufrido abusos sexuales en su vida, porque la novela es demasiado cruda en este aspecto, tan cruda que resulta muy dolorosa.

Por ello, como conclusión, es una novela maravillosa pero terrorífica a partes iguales, y es que Aida sabe cómo hacer que el lector se remueva, se retuerza con sus escenas, con una infancia que nadie merece. Nunca antes ha dolido ser niña como leyendo esta novela, nunca antes ha dolido ver estos temas tan amargos, que tanto se han escrito a lo largo de la historia de la literatura, pero con una cercanía asombrosa.

Recuerda que puedes conseguir el libro a través de nuestros enlaces o en tu librería más cercana.

Leche Condensada de González Rossi, Aida 978-84-17417-58-1


«Aída es querer saberlo todo»: ‘Leche condensada’ de Aida González Rossi was originally published in Papel en Blanco on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

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