Os presentamos tres cómics fantásticos, con los que seguro que pasaréis un buen rato y que comparten que sus protagonistas o su equipo creativo son mujeres
El príncipe y la modista es una novela gráfica que nos trae la editorial Sapristi y cuya historia entra dentro de esas que en inglés se conocen con la etiqueta feeling good, que generalmente acaban por dibujarnos una gran sonrisa en el rostro una vez acabamos su lectura.
Su autora completa, Jen Wang, nos ofrece una historia que gira en torno al tema de la identidad personal y de su aceptación, con el joven heredero al trono belga, el príncipe Sebastian, quien se debate entre sus responsabilidades como futuro monarca y los dictados de su corazón, que pasan por vestirse como una mujer, algo que, de descubrirse, podría suponer una crisis política sin precedentes y todo un escándalo dentro de la corte europea. Un secreto así requiere ser compartido por alguien de confianza, y aquí entra en juego Frances, una joven y humilde modista cuyo sueño es dedicarse a la creación de moda, y gracias a la cual el príncipe Sebastian podrá lucir atrevidos diseños en sus escapadas nocturnas.
Una historia que promete enredo, amor y drama, con el telón de fondo de una Europa decimonónica de finales del siglo XIX, excelentemente narrada y con un estilo de dibujo muy bonito con clara influencia cartoon y un uso muy atractivo del color. Podéis leer otra reseña aquí.
El primer número del shojo Nuestra salvaje juventud parte de una anécdota que articula toda la serie: un grupo de chicas que integran el club de lectura de su instituto se preguntan qué es lo que querrían experimentar antes de morir, y la respuesta de una de ellas las trastornará de tal manera que pasará a ocupar sus pensamientos cotidianos: “sexo”. A partir de aquí, cada una de las cinco protagonistas de este manga que nos trae Milky Way (una editorial que demuestra el cariño y buen juicio que pone en su catálogo de cómic) lidiarán a su manera con este tema, sobre el cual girarán tanto sus relaciones con otras personas como su desarrollo personal, dando pie a tramas absorbentes donde el humor se constituye en pieza fundamental.
Mari Okada al guión y Nao Emoto al dibujo trabajan en una divertidísima serie que nos viene a transmitir la idea de que cada persona accede al sexo en el momento en que se siente preparada para ello, al tiempo que nos proporciona una visión de primera mano sobre este tema dentro de la cultura japonesa, todo de forma bastante natural.
El tercer cómic que os traigo aquí es una novela gráfica publicada por Norma editorial cuyo título, Karmen (sí, con K), es el de una de sus dos protagonistas, una funcionaria post-mortem, por llamarla de alguna manera, a la que le han asignado a Cata(lina), una joven que acaba de suicidarse después de un desengaño amoroso. Karmen se ocupará de Cata en tan crucial trance, haciéndola reflexionar sobre la que ha sido su pasada vida y guiándola mientras la joven espera su veredicto que le permitirá reencarnarse. Aunque la historia en sí no es original, desde el mismo momento que la mayor parte de vosotros estaréis familiarizados con la novela Cuento de Navidad de Charles Dickens (o su versión televisiva con los teleñecos, como nos recuerdan en el cómic) o la inolvidable película ¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra, sí que lo es, en cambio, la forma con la que su autor, Guillem March, la ha vestido, de manera que es capaz de engancharnos desde sus primeras páginas, hacernos reír a carcajada batiente (otra notable diferencia de esta Karmen con el personaje de Muerte de Neil Gaiman, otra posible referencia), emocionarnos y, ¡cómo no!, hacernos reflexionar también a nosotros sobre la vida y la muerte.
Pero es que además, March, quien hace de autor completo en esta novela gráfica (con la colaboración de Toni López al color), está que se sale en el apartado gráfico. Karmen parece estar concebida como una obra donde el autor hace lo que quiere a nivel visual y narrativo, toda una lección de lo que el cómic es y debería ser, y, como también es, de paso, un homenaje a su ciudad (Palma) y su tierra (Mallorca).
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